domingo, 20 de marzo de 2011

Ni arriba ni abajo



En plena fase decisiva de la temporada deportiva, los augurios no son nada positivos para el deporte alcazareño. Por un lado, Adepal tiene cada vez más difícil el objetivo de la salvación. Y por otro lado, el Gimnástico ha sepultado casi todas sus opciones de volver a 3ª Nacional. Empezando por el inminente fracaso del equipo de fútbol, porque no hay otra manera de definirlo, quiero pedir que seamos críticos con el conjunto alcazareño por no haber conquistado el objetivo que se había propuesto, pero también quiero pedir comprensión. No es fácil jugar en una liga como la 1ª Preferente ni bajo la presión de tener que recuperar la categoría perdida. Es cierto, que el Gimnásico, por historia y plantilla, estaba obligado a subir y que, salvo milagro, no lo conseguirá, pero esto no debe ser motivo para iniciar ahora una caza de brujas.


No nos volvamos locos. El Gimnástico va a fracasar, sí, pero tiene capacidad para convertir en éxito lo que esta temporada apunta a una decepción. Con un presupuesto limitado, el club alcazareño dispone de una plantilla formada por gente de la casa, cuya juventud garantiza el futuro que tanta prisa tenemos por alcanzar. Sé que es difícil pedir paciencia a una afición acostumbrada a la 3ª, pero también sé que sin la afición será imposible que el Gimnástico vuelva al lugar de donde nunca debió salir. El apoyo de la afición es clave, también, por supuesto, en Adepal. Los cientos de seguidores del conjunto de basket es ahora cuando más deben estar con su equipo, ahora que se juega ahora su permanencia en Leb Oro.

La afición de Adepal siempre ha estado ahí, nunca ha faltado su apoyo, es más, éste ha sido imprescindible para la continuidad del proyecto. Que esto sea así, y que yo personalmente lo reconozca continuamente, no significa que debamos obviar lo que se hace mal, y sin querer generalizar, hay algo que me preocupa de nuestro público es las últimas semanas. Me preocupa la crispación que respira cierto sector de la grada y que contamina el proyecto con una tendencia peligrosa. Es lamentable, por muy respetable que sea su indignación, lo ultras que se están volviendo algunos aficionados. La saña con la que atacaron unos a Juárez hasta echarle, la muestran ahora otros hacia varios jugadores. Es cierto que hay algunos cuyo bajo rendimiento nos ha perjudicado, pero eso, en ningún caso, justifica que, por ejemplo, el otro día se les increpase a la salida del pabellón. Tampoco nada justifica los gritos racistas hacia un jugador rival, por muy feo que fuera su gesto hacia la grada. Si queremos que nuestro equipo siga siendo de Leb Oro, la afición es la primera que tiene que estar a la altura.

viernes, 18 de febrero de 2011

Cambiar, pero no olvidar



La historia se repite en la Fundación Adepal: la destitución de un entrenador madrileño que nos ha dado un ascenso y la contratación de un técnico catalán para suplirle y animar a un equipo en dinámica perdedora. Pasó hace dos años cuando se cambió a Miguel Ángel Martín por Josep María Izquierdo, y se espera que pase ahora con el cambio de Javier Juárez por Xavier García. Las circunstancias son distintas, pero la esencia es la misma. Se busca un revulsivo para salvar una situación que se ha complicado desde Enero. Adepal ni vencía ni convencía. Gran parte de la afición pidió la cabeza de Juárez y a la directiva no le ha quedado más remedio que ofrecérsela en bandeja. La afición es soberana. Es la que paga y da sentido a este proyecto. Los seguidores de Adepal lo que quieren es que gane su equipo, o al menos que lo intente, y últimamente no estaba consiguiendo ni una cosa ni la otra.

La apatía que invadió a Adepal hasta bajarle a descenso necesitaba una solución y, como siempre, lo más fácil es cambiar al entrenador. Pero, ojo, esto no quiere decir que Juárez fuera el único culpable. Al menos para mí. Por supuesto que lo es en parte, pero él no merece cargar con toda la responsabilidad. También debemos señalar a los jugadores, que son al fin y al cabo los que tienen que meter las canastas y evitar que las metan los rivales. Y debemos señalarlos sin excusas, porque a mí no me vale eso de que la culpa de que un jugador no juegue bien era de Juárez porque le echaba la bronca o le quitaba. El año pasado Juárez también echaba broncas y quitaba jugadores, y subimos a Leb Oro. ¿Qué ha cambiado? Para mí, dos cosas. Una, que los críticos de Juárez sólo han aparecido en las derrotas, y dos, que muchos jugadores no han respondido a la apuesta que se ha hecho por ellos.

El año pasado Juárez apostó por gente como Marc Rubio o Xavi Ventura. También les echaba broncas y los quitaba si lo hacían mal. Pero estos jugadores lejos de amilanarse respondieron dando lo mejor de sí. Es decir, Juárez triunfó con su estilo. Sacó la mejor versión de su plantilla y consiguió su objetivo. Si este año ha fracasado, en mi opinión ha sido porque los jugadores por los que ha apostado no han rendido como esperaba, y eso es un lastre cuando pones mucho dinero y esperanza por gente que te falla. Se han comprado muchas acciones que han hundido la bolsa, y así es muy difícil sacar a un equipo adelante, y más con tanta gente en contra. Juárez ha luchado hasta el final, siendo responsable, pasional y honesto. Y lo ha hecho en circunstancias difíciles. Por eso antes de darle la bienvenida a Xavier García, al que le deseo lo mejor, quiero despedir a Juárez como se merece, con un enorme GRACIAS.

lunes, 10 de enero de 2011

Solo ante el peligro



En este editorial quiero denunciar lo que creo que está siendo una injusticia, el constante aluvión de críticas y ataques a Javier Juárez. No quiero ser el abogado del diablo, aunque algunos así lo pinten,
sino defender lo que empieza a ser una campaña desbocada en torno al entrenador de Adepal con comentarios que se hacen públicos desde el anonimato, que muchas veces es el refugio de la opinión cobarde. Por supuesto, toda opinión es respetable, incluso la anónima, pero a mi juicio lo es menos cuando quien la firma ataca por la espalda para ocultar su hipocresía o malas intenciones. No digo que todos los críticos con Juárez sean así, pero sí algunos. Y, para colmo, varios de éstos tienen poder, que por desgracia usan para restar en vez de para sumar.

Es cierto, y soy el primero en decirlo, que las formas de Juárez no son las más agradables. Si a alguien no le gusta cómo actúa el técnico de Adepal está en todo su derecho de decirlo. O de pitarlo. Teniendo esto claro, lo que pido es que abramos los ojos y no nos obscequemos en disparar al muñeco. Juárez es un blanco fácil. Su personalidad tajante y polémica le expone al veredicto del público. Pero eso no debe cegarnos. Nos olvidamos de que esto es baloncesto. Un deporte al que Juárez sabe jugar y ganar. Lo ha demostrado con varios ascensos que algunos incluso se atreven a menospreciar. Y lo está demostrando esta temporada manteniendo a Adepal por encima de equipos de mayor presupuesto pese a una plantilla que tuvo que hacerse a última hora, con ajustes y con decepciones que están lastrando al equipo.

"Si no estuviera Juárez, Adepal sólo llevaría 1 o 2 victorias" me aseguraba un miembro de la plantilla hace poco, argumentándome así que su carácter ganador y su implicación es la clave por la que triunfan sus equipos. Juárez no es un entrenador amable pero sí responsable. Es consciente de lo que ha costado que Adepal compita en Leb Oro y está mentalizado en aprovechar cada euro que se ha invertido en su equipo. Y lo está haciendo. Sin salirse del presupuesto, está luchando con éxito por mantener a Alcázar en la élite. Sus triunfos, los pasados y los actuales, merecen más apoyo de su afición. Desde luego lo que no merece es percibir más hostilidad que ánimos cuando es alguien que nos ha llevado a Leb Oro con un mérito que va más allá de los buenos jugadores que lo han hecho posible. Espero que no tengamos que perderle para valorarle y que vuelva a callar bocas haciendo que Alcázar siga siendo un sueño dorado.

viernes, 31 de diciembre de 2010

2010: El año del Ying-Yang



Termina 2010, el año del Ying-Yang. El año de la dualidad entre la alegría y la tristeza para el deporte alcazareño. El año del ascenso de Adepal y del descenso del Gimnástico. Un 2010 que para terminar ha dado la vuelta a este binomio y nos trae un 2011 en el que Adepal luchará por no bajar y el Gimnástico por subir. Así es el paso del tiempo, un año bebes para celebrar y otro para olvidar. Y como es recomendable, cuando llegas al final tienes que repasar el camino antes de comenzar uno nuevo. Es lo que pretendo en este último editorial del año, hacer balance y comentar lo que hemos vivido y lo que viviremos.

Para Adepal está claro que 2010 ha sido un año dorado, el color de la categoría a la que ascendió de forma tan brillante como el oro cosechado. Un tesoro histórico para nuestro deporte que ahora hay que mantener a flote en una categoría de piratas que lucharán hasta el final por un botín que sólo pertenece a los elegidos. Es el sálvese quien pueda de conseguir un objetivo tan ambicioso como consolidar a un pueblo en la cima del baloncesto español federativo. Que se cumpla o no dependerá del esfuerzo deportivo, pero sobre todo del económico, apartado tan inestable como para dudar otra vez si 2011 será el fin o no de este maravilloso sueño. El reto es enorme, tanto que ni algunos de los que nos llevaron a él, como Lyons, sobreviven a la aventura. La marcha del estadounidense debe ser un punto de inflexión para un equipo que ha terminado el año perdiendo y que necesita empezarlo ganando. Si Adepal es capaz de sobreponerse a los malos resultados y re-emplazar una pieza que debía ser clave, podrá conseguir lo que se propone, rezando para que no haya lesiones y para que esta bendita afición no se vuelva en contra de un entrenador de formas bruscas pero objetivos cumplidos.

El Gimnástico, por su parte, recordará 2010 con pesar, es el año que perdió la categoría que por historia le pertenece. Bajar de 3ª Nacional a 1ª Preferente ha sido un duro varapalo del que, al menos, ha sabido sobreponerse. Y lo ha hecho apostando por gente de la casa, por la familia que es la que nunca falla. La familia del fútbol alcazareño que ha recuperado a jugadores que quizá nunca debieron irse, pero que han vuelto para quedarse y devolver al club que les formó al lugar que les corresponde. En 2011 el Gimnástico necesita volver a 3ª y, lo que es más importante, necesita recuperar el apoyo de un pueblo que desde hace un tiempo le da la espalda. La gente ya no va al fútbol en Alcázar y sólo una reducida aunque fiel afición mantiene viva la pasión por un deporte que debe volver a ilusionar desde la cantera y con seguridad, paso a paso. En 2010 el Gimnástico ha tocado fondo, ahora sólo le queda subir y volver a crecer en este año que recibimos con ilusión y con la esperanza de que el deporte siga siendo un motor para Alcázar.

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